Vistas de página en total

sábado, 10 de marzo de 2012

HISTORIA Y TIPOS DE LITERATURA INFANTIL


        Empieza el movimiento en este blog, y lo hace con una pregunta… ¿No deberían ser los niños quienes decidieran qué es literatura infantil? O, más bien… ¿Acaso un niño no lee literatura que no sea infantil, y los adultos no leemos literatura infantil?

              Haremos una visita guiada a la historia de la Literatura Infantil, descubriendo qué (y qué no) es literatura infantil. Además, intentaremos saber qué tener en cuenta para elegir un buen libro para un lector infantil.
                Generalmente se dice que la literatura infantil tiene que estar protagonizada por niños, y aunque por lógica esto es así en la mayoría de los casos, ya que ayuda al lector a identificarse con los protagonistas, no todos los libros protagonizados por niños son para niños. Por ejemplo, el libro “La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades”, escrito por el famoso, longevo y fructífero escritor “Anónimo”, es una novela del Siglo XVI que cuenta, en primera persona, la infancia de Lázaro González, el cual cuenta esta cuando ya es adulto y  está casado. Pese a que la mayor parte del libro está protagonizado por un niño, nadie dudará en que esto no es literatura infantil, habla de desventuras y desgracias, y aunque en la época hubiera niños que vivieran en penurias parecidas y pudieran identificarse, el “objetivo” del libro es una crítica a la hipocresía del clero, los nobles y el honor.
                Pero, ¿cómo iba a existir literatura infantil en una sociedad que no tenía niños? ¿Existirían en la actualidad historias para niños sobre gatos mágicos, unicornios rosas o niños con gafas, si los niños vivieran en un mundo adulto, trabajando como adultos y sin tener la posibilidad actual de aprender, tener conocimientos y leer por diversión? Estaremos de acuerdo en que no, por lo que hasta que los niños no empezaron a verse como tales, no pudo aparecer una literatura para entretenerles a ellos. Entonces, ¿Cuándo se “crearon” los niños y empezó a escribir para ellos?
        Antes del Siglo XVIII, muy poca literatura sería apropiada tal cual para dar a leer a los niños, además de porque la mayor parte de la población no sabía leer, por la temática. Lo poco que podríamos dar a leer a los niños serían pasajes sueltos, por ejemplo, del “Libro de los ejemplos del conde Lucanor  y de Patronio”, del infante Don Juan Manuel (siglo XIV), un libro con historias con enseñanzas para adultos, aunque podrían escogerse algunas que ayuden a los niños. Más adelante hay diferentes obras que, estando dirigidas a alumnos, también atraían a los niños.

Pero, como antes, tomamos como punto clavo en la historia de la literatura infantil el Siglo XVIII, por dos razones: la influencia de la corte francesa del rey “Sol” Luis XIV, debido a que a este le atraían mucho los relatos cortos y cuentos; y por otra parte empiezan a darse novelas que, por su temática, podrían atraer (y lo hacen) al público infantil, como “Robinson Crusoe”, de Daniel Defoe (1719) “Los viajes de Gulliver”, de Jonathan Swift (1726) o, más de un siglo más tarde, “La isla del tesoro”, de Robert Louis Stevenson (1883). Estas obras son un buen ejemplo de novelas de aventuras, por lo que podrían a priori atraer más a niños que a adultos, pero que por su extensión y sus temas, reflexiones y críticas sobre la sociedad o el dinero, las alejan del mundo infantil y las acercan más a la juvenil.
A finales del Siglo XVIII y principios del XIX, empieza a haber una “preocupación” por los niños y la importancia de que lean cosas dirigidas a ellos, destacando la figura de Cecilia Böhl de Faber, quien utilizó la mitología clásica para escribir relatos que a la vez que entretenían a los niños, les servían para aprender.
Es importante destacar la editorial Calleja, de Saturnino Calleja, que entre el siglo XIX y el XX publicó más de 3000 títulos, entre ellos destacan Estos eran pequeñas historias, con un precio y un tamaño muy reducidos, para que los niños pudieran comprarlo con lo que ahorraran (de esta gran producción de pequeños libros viene la expresión “Tienes más cuento que Calleja”).  Además esta editorial publicó la primera edición completa de “Platero y yo”, de Juan Ramón Jiménez  (1917), una serie de historias sobre “Pinocho” (no era el original de Carlo Collodi, sino versiones de Salvador Bartolozzi), así como historias de Andersen, los hermanos Grimm, “Las mil y una noches”, etc.
Surge a principios del siglo XX la serie de cuentos infantiles “Celia”, de Elena Fortún (Pseudónimo de Encarnación Aragoneses de Urquijo).

 Los libros de “Celia” trataban la vida de una niña española, sus pensamientos e inquietudes. Además, introduciendo otros personajes infantiles, cada uno con su personalidad, hizo que niños muy diferentes se sintieran identificados de una u otra manera con el libro. Además, las obras de Elena Fortún sirvieron de base para que, a partir de los años 60 y 70 niños, con una personalidad de niños, protagonizaran cuentos para niños. Tambien es importante mencionar a Antonio Robles, autor de cuentos para niños que tenía la intención de transmitir enseñanzas y valores.
En 1935 el presidente de la República Española, Alcalá Zamora, inaugura la “I Exposición del Libro Infantil”, con representantes de las editoriales más importantes como Calleja o Aguilar.
Con el comienzo de la Guerra Civil muchos de los autores mencionados anteriormente se exilian o dejan de escribir, y unos pocos escriben libros infantiles con un objetivo económico, pero la falta de medios y la censura terminó temporalmente con la literatura infantil, hasta que surge, siguiendo la estela de “Celia”, “Antoñita la Fantástica”, de Borita Casas, primero en Radio, luego en teatro y finalmente en versión escrita. También surgen periódicos y revistas infantiles, con Carmen Conde (“La Estafeta Literaria”). Entre las revistas infantiles, en la que destacan “Flechas y Pelayos” (originalmente dos revistas que se unieron, de carácter propagandístico y con la única intención de modelar a los niños) y “Chicos” y “Mis Chicas”, dirigidas a públicos concretos, con un contenido variado y diferentes historias y cuentos, aunque no estaban exentas de ideología.
Ya a partir del ecuador del siglo, con la lenta apertura de España al mundo, vuelve a surgir la literatura infantil como tal, con autores como Monserrat del Amo, Jose Miguel Velloso o María Luisa Gafaell (Premio Nacional de Literatura 1950 por “La princesita que tenía los dedos mágicos”). Estos autores estuvieron nominados al premio Hans Christian Andersen.
En las décadas de los 60 y 70, además de los autores anteriores, y algunos más, destacan las figuras de José Mª Sánchez-Silva y Ana Mª Matute. El primero, que recibió la medalla de los premios Andersen por toda su producción literaria, descata por la obra “Marcelino Pan y Vino”, además de otros como “La burrita Non”, “Cuentos de Navidad”, “Adán y el señor Dios”… 

La segunda, con obras también para adultos, destacó con una producción literaria infantil con premios nacionales de literatura y candidaturas a los premios Andersen. Tambien es importante mencionar a Gloria Fuertes, Carmen Vázquez-Vigo y Juan Antonio de la Iglesia.
En los años 80 hubo un “boom” de literatura infantil que dura hasta hoy, con editoriales para niños, series como “Barco de vapor” y ediciones de cuentos antiguos, como los de Calleja; y al existir tanta editorial había mucha competencia, lo que generó una gran producción de literatura infantil, que llevo la misma tanto a las casas como a las escuelas. Además, tanto para hacerla más atractiva como para ahorrar, la literatura infantil empezó a ser “total print”, agrandando las letras e introduciendo grandes imágenes, de manera que las pequeñas historias ocupan espacios más grandes que si simplemente llevaran letra normal, como los libros de adultos.
En la actualidad, la literatura infantil es ya una realidad, que llena las librerías de cuentos e historias, es promovida por asociaciones y cursos de animación a la lectura en colegios o bibliotecas infantiles.

Ahora que ya sabemos qué es, y qué pasos ha dado la literatura infantil hasta nuestros días, debemos saber diferentes tipos de clasificación de literatura infantil:
·         Intervalo de edad: El resto de clasificaciones suelen depender en la literatura infantil de la edad a la que vayan dirigidos y el momento evolutivo del joven lector.
·         El formato: Puede ser prácticamente solo dibujos con una pequeña explicación, libros interactivos, libros para niños más creciditos con pocas ilustraciones, comics… En estos diferentes tipos de libro cambiará, por ejemplo, el tamaño de letra o la cantidad de ilustraciones según la edad a la que vaya dirigido.
·         El estilo: Como en cualquier tipo de obra, el autor plasmará su estilo en el libro, y este estilo atraerá en mayor o menor medida a cada lector. Estando dirigido a literatura infantil, el autor deberá adecuar su forma de expresarse y las palabras que elija al intervalo de edad al que va dirigido, y a su momento evolutivo.
·         El tema: Los temas de la literatura infantil, como los gustos de los niños, son innumerables, y suelen aparecer libros muy originales, con temas muy diversos.
·         El género: Como en toda literatura, en la infantil pueden ser:
o    Narrativo:
§  Cuentos, historias o pequeñas novelas, casi siempre acompañadas de ilustraciones, en las que el autor relata, de manera objetiva, historias de ficción.
§  La historia la cuenta un narrador que puede ser protagonista de la historia (Narrador Personaje, primera persona) o bien observar los hechos sin participar (Narrador Testigo, tercera persona). Además el narrador puede ser “Objetivo” (se limita a contar los acontecimientos) u “Omnisciente” (cuenta los hechos, los sentimientos y pensamientos de los personajes…)
§  Los personajes son los seres que aparecen en la historia, con diferentes grados de protagonistmo (Principales o secundarios). Además, según el autor los personajes pueden estar más o menos caracterizados, haciendo incapié en su aspecto físico, desarrollo emocional, moral o intelectual.
§  Por ejemplo, las historias de Andersen o los hermanos Grimm, o la serie de libros “Manolito Gafotas”, de Elvira Lindo.
o    Lírico:
§  Etímologicamente (es una derivación tanto de griego como de latín) significa “perteneciente a la lira”). El género trata los sentimientos y las emociones, en el cual el autor expresa, en mayor o menor de vida, sus sentimientos, emociones, pensamientos… por lo que tiene una visión subjetiva.
§  Suelen ser rimas sencillas, adivinanzas y cancioncillas.
§  Dentro del género lírico destaca la poesía, que tiene una característica añadida al Género lírico en general, ha de tener ritmo y sonoridad (normalmente conseguida mediante la rima).
§  Destacan  la lírica popular, de tradición infantil, y las aportaciones de Gloria Fuertes.
o    Teatral o Dramático:
§  Este género representa escenas o conflictos de los seres humanos mediante el diálogo de los personajes. Este género está pensado para representarlo teatralmente frente a una audiencia, y puede estar escrita en prosa o verso.
§  La estructura, basada en la presentada por Aristóteles en un obra “Poética”, suele tener tres partes (aunque él propuso cinco):
·         Presentación de los personajes y el contexto.
·         Desarrollo de la acción o conflicto.
·         Desenlace
§  Suelen ser pequeñas obras de teatro, u obras famosas pero adaptadas, para que o bien las representen los niños, o bien sean representadas para niños.

En caso de que quisiésemos saber qué libro escoger para un niño en concreto, o un aula, deberíamos tener en cuenta los anteriores criterios, pero estos no son una tabla de medir que haya que seguir a rajatabla, sino que, al ser cada niño un mundo, debemos tomarlos como tal y cada uno tendrá sus gustos y aficiones, y por ejemplo un niño de 5 años podía identificarse más con un protagonista de 7 años  que uno que tuviera la misma edad,. Además, sería bueno elegir libros que ayudaran a desarrollar el pensamiento propio del niño, como por ejemplos libros con “enigmas” o “secretos” que el lector tenga que adivinar para seguir con la trama.