¡¡¡Cruzando el
Atlántico con Juan Ramón Jiménez!!!
La actividad
propuesta para este tercer bloque consistía en la realización de unas jornadas
culturales en las que participasen todos los cursos de la etapa de Educación
Primaria; siendo la figura de Juan Ramón Jiménez el eje conductor para la
programación de las sesiones desarrolladas para cada curso.
Para la realización
de dicha tarea, la clase estuvo dividida en varios grupos que trabajaron sobre
un curso concreto, estando nuestro grupo formado por las siguientes personas:
Javier Alarcos, María Arias-Gago, Pablo Bragado, Luis Cedillo, Marina Ezama,
Elena García, Antonio Quevedo, Francisco López-Ocón y Pedro Zapata.
Todos nosotros nos
encargamos de la realización de una serie de sesiones enfocadas a alumnos del
primer curso de la etapa de Educación Primaria; intentando programar las
actividades con cierta coherencia y teniendo en cuenta la edad de los niños a
los que estaban dirigidas las sesiones.
De esta forma, uno
de los motivos por los que, desde el CSEU La Salle, se nos propuso participar
en la realización de dichas jornadas culturales fue la visita de los alumnos
procedentes de Puerto Rico a nuestro país y a las instalaciones del centro
universitario; así, la “I Jornada de lengua española y cultura hispánica para
estudiantes puertorriqueños” celebrada en Madrid el 28 de Noviembre, no sólo
contó con el trabajo realizado en forma de sesiones por los alumnos del grupo
“A” de 3º de Grado en Educación Primaria, sino que también ofreció a algunos de
los alumnos de dicho grupo la posibilidad de participar activamente en dicha
jornada cultural.
No obstante, y
centrándonos en el trabajo realizado por nuestro propio grupo, observamos que
la actividad realizada para la jornada cultural ha dado como resultado una
programación formada por cuatro sesiones de hora y media de duración cada una;
lo que hace un total de seis horas con las que se pretende hacer llegar a los
alumnos una serie de conocimientos básicos acerca de Juan Ramón Jiménez y su
obra más representativa con título “Platero y yo”.
A continuación,
detallaremos cada una de las sesiones programadas para el primer curso de
Educación Primaria:
Sesión 1
En esta primera
sesión, explicaremos brevemente a nuestros alumnos en qué consisten las
jornadas culturales para, posteriormente, darles a conocer algunos de los
detalles básicos sobre el autor.
En cuanto a los materiales necesarios para esta primera sesión, los
alumnos simplemente deberán contar con temperas, bastoncillos higiénicos para
los oídos y unas cartulinas blancas, que entregará a cada alumno el propio
profesor, con la silueta del rostro de Juan Ramón Jiménez.
Así, tras explicar
a los alumnos los objetivos de las jornadas culturales y los motivos por los
que dichas jornadas se celebran, el maestro deberá intentar introducir a sus
alumnos en el tema que se va a desarrollar a través de algunas preguntas
motivadoras para los niños y contando la historia de la biografía de Juan Ramón
Jiménez; debiendo hacer incidencia dicha historia en aquellos detalles curiosos
e interesantes que no saturen a los alumnos con infinidad de datos y detalles
ajenos a su interés:
Siempre cifró su nacimiento en la
Nochebuena de 1881, y aunque realmente nació a las doce de la noche del 23 de
Diciembre, la peculiar hora le permitió ver su vida como un “instante hacia el
futuro”; un momento entre el presente y el futuro, entre el hoy y el mañana,
entre lo conocido y lo desconocido…
Juan Ramón Jiménez era un pequeño algo
travieso, pero muy buen estudiante, que siempre llevaba en su bolsillo una
pequeña piedrecita de Moguer, el pueblo en que nació; desde muy chiquitito
pensaba que sería un buen amuleto, un buen recuerdo de aquel lugar en el que
había perseguido a sus amigos y en el que había crecido jugando y realizando
esas pinturas que tanto le relajaban.
Pero el futuro escritor creció y tuvo
que abandonar las calles de su querido pueblo para comenzar a escribir los
primeros versos de una vida, la suya, que en principio estuvieron dictados por
su propio padre; quien le obligó a comenzar una carrera de Derecho que, el
soñador y rebelde muchacho, abandonaría para viajar a Madrid y publicar sus dos
primeras obras.
Parecía que el sensible muchacho había
encontrado su vocación, pero este sueño se tambaleó con la muerte de su padre y
una situación familiar que le llevarían a vivir una profunda depresión de la
que se recuperó totalmente gracias a su fortaleza mental, a la ayuda que le
proporcionó la propia escritura y al regreso a su pueblo natal en el que
realizó una gran producción literaria…
Cuando Juan Ramón estuvo mucho mejor,
quiso volver a retomar aquella vida propia que tuvo que abandonar; así que el
joven escritor volvió a Madrid para escuchar aquella voz agradable que le
cautivaría, aquella risa que le hechizaría retumbando para siempre en su cabeza
y en su corazón…
Juan Ramón se había enamorado de
Zenobia, una muchacha a la que llamaban “la americanita” y con la que se
casaría en Estados Unidos; pero el destino volvería a zarandear la vida del
escritor cuando a su esposa le diagnostican una terrible enfermedad y cuando se
ve obligado a abandonar España al estallar la guerra civil.
Tras unos años difíciles para la
pareja, y tras otra crisis depresiva de Juan Ramón, el matrimonio se traslada a
Puerto Rico; fue entonces cuando comienza a dar clases en la universidad y
cuando la Academia Sueca le otorga el Premio Nobel de Literatura...
Pero la vida volvería a maltratar a un
hombre que, solamente tres días después, habría cambiado ese premio que aceptó
Jaime Benítez en su lugar, por haber podido salvar a su esposa de la muerte
provocada por el cáncer.
Juan Ramón, enamorado incluso tras la
muerte de su esposa, falleció dos años más tarde en la misma clínica.
Tras dicha lectura, el profesor
preguntará a sus alumnos cómo se imaginan al protagonista de la historia y,
posteriormente, les mostrará una fotografía de su rostro; proponiendo la
realización del retrato del autor a través de una técnica plástica para la que
serán necesarias las temperas y los bastoncillos higiénicos para los oídos.
Así, a través de punteo con los
bastoncillos mojados en tempera, los alumnos podrán dar color al rostro del
autor.
Sesión
2
La segunda sesión comenzará con
una pequeña lectura acerca de los lugares visitados por Juan Ramón Jiménez;
mostrando a los alumnos, además, un mapa de España en los que estén señalados
los diferentes emplazamientos por los que pasó el autor.
Posteriormente, y sabiendo lo
importante que fue su tierra para el autor, la segunda sesión finalizará con la
creación del collage de un pueblo andaluz; necesitando para dicha tarea una
cartulina blanca de tamaño folio, revistas, tijeras y pegamento.
Finalmente, los trabajos de los alumnos podrán ser colgados por la clase como elemento decorativo.
Sesión
3
En primer lugar comenzaremos con una actividad en la
que el profesor leerá un fragmento de la obra en la cual, se haga una
descripción del burro de “Platero y yo”.
Un fragmento adecuado sería el siguiente:
“Platero es pequeño, peludo,
suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.
Solo los espejos de azabache de sus ojos duros cual dos escarabajos de cristal
negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas
apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas. Lo llamo dulcemente:
¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe en no
sé qué cascabeleo ideal”.
A continuación podremos realizar alguna pregunta
sobre el texto, para ver si han comprendido bien el fragmento y que nuestros
alumnos descubran cómo es el animal; para ello utilizaremos preguntas del tipo:
¿Cómo es físicamente?
Una vez analizado este punto, nuestros alumnos
realizarán una actividad que consistirá en que cada uno dibuje su particular
burro, de manera que en este momento veremos cómo nuestros alumnos han
entendido el fragmento; siendo el material necesario un folio, un lápiz,
pinturas de colores y goma.
En la segunda parte de la actividad, los chicos
deberán pegar sus burros en la silueta de uno mucho más grande, de manera que
queden todos y cada uno de los pequeños burritos en el interior del grande y,
así, se obtenga un enorme burro formado por el trabajo de todos los alumnos.
Una vez que el gran burro esté terminado y en su
interior se encuentren los burritos de todos los alumnos, comenzará el juego
“poner la cola al burro”. Así pues, uno de los alumnos de la clase, elegido al
azar comenzará el juego vendándose los ojos y escuchando las indicaciones del
resto de sus compañeros, que le intentarán guiar hasta que consiga ponerle la
cola al burro en el lugar correspondiente; pudiendo dicha actividad realizarse
varias veces para que todos los niños participen, ya sea vendándose los ojos y
realizando el juego o indicando al compañero para que realice de manera
satisfactoria la actividad.
Sesión
4
En
esta última sesión, dividiremos nuestra hora y media en dos partes divididas en
la lectura de la poesía sobre el invierno y en la memorización de una pequeña
frase de la poesía y posterior realización de una actividad consistente en la elaboración
de un mural en el que aparecerá un árbol de grandes dimensiones.
Para
el correcto desarrollo de la cuarta sesión necesitaremos papel continuo o un
folio de tamaño aproximado “DIN A1”, lápices de colores, hojas recogidas de los
árboles, cola blanca y algodón.
El
profesor repartirá a los alumnos unos folios en los que vendrá escrita la
poesía sobre el invierno de Juan Ramón Jiménez, posteriormente el docente leerá
la poesía con y para los alumnos. Al terminar dicha lectura, el profesor
asignará a cada educando una determinada frase de la poesía, y el alumno deberá
aprendérsela para, posteriormente y entre todos, recitar el poema sin leerlo.
Canción
de invierno
“Cantan. Cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que
cantan?
Ha llovido. Aún las ramas
están sin hojas nuevas. Cantan.
Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?
No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan.
Cantan.
El valle está muy lejos.
Nada...
Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-
los pájaros que cantan.”
Tras la lectura y memorización de la poesía,
realizaremos la actividad; consistiendo el ejercicio, en la elaboración de un
árbol grande dibujado sobre un papel continuo o de tamaño DIN A1, debiendo estar
la actividad plenamente guiada y distribuida por el profesor.
De
esta forma, el profesor realizará la silueta del árbol sobre el papel,
destacando el hecho de que, en su tronco, aparecerá la poesía que se está trabajando;
dicho texto será escrita por los alumnos (escribiendo cada niño la frase
anteriormente asignada).
Una
vez se haya hecho todo esto, los alumnos, junto al profesor, saldrán al patio
para recoger hojas caídas de los árboles para, posteriormente, pegarlas en la
parte inferior de nuestro árbol, de manera que se simule la caída de las mismas
del propio árbol; por último, los alumnos también pegarán trocitos de algodón
sobre el árbol a modo de copos de nieve.
Acabada
la actividad se dará por finalizada la cuarta sesión y la jornada literaria
dedicada a Juan Ramón Jiménez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario