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viernes, 15 de junio de 2012

Análisis de MANOLITO GAFOTAS (¡CÓMO MOLO!)

 
FICHA DEL LIBRO
Título: ¡Cómo molo!... (Otra de Manolito Gafotas) (1995)
Autora: Elvira Lindo (Cádiz, 23 de Enero de 1962)
Editorial: Alfaguara
Colección: AlfaGuay

El porqué de la elección de este libro:
En mi familia siempre hemos sido de leer, y de releer, tenemos multitud de libros guardados, asique, rememorando viejos tiempos, busqué por mis estanterías de libros (con un orden concretamente caótico) aquellas historias que, de pequeño, me hacían entretenerme. En un principio elegí “La ciudad de las bestias”, de Isabel Allende, uno de mis libros favoritos desde que salió, en 2002, pese a que era para adolescentes y yo tenía 10-11 años (por lo que hubo muchas cosas que no entendí hasta que lo releí más adelante). Pese a mi predilección por esta obra, su lector objetivo era un adolescente, asique no me servía. De pronto mis ojos se posaron en la cara de un niño rellenito y con gafas, y no era una foto mía de pequeño, sino que era la de Manolito Gafotas (Manolo García Moreno), con el que compartía un hermano al que llamábamos “Imbécil”.  
                Es lo único que compartíamos, ya que él vivía al otro lado de Madrid, en el barrio de Carabanchel (Alto), con sus padres, su hermano pequeño (el mío es mayor) y su abuelo.  Su libro, una autobiografía ficticia, contaba en primera persona las peripecias en el mundo normal y corriente de este niño, dicharachero e ingenuo, y sus amigos, el Ore (de Orejones, el mejor amigo de Manolito), Yihad (el matón), Susana Bragas Sucias (la matona) y el Mostaza, como los llamaba él. En concreto, “¡Cómo molo!”, cuenta el verano de Manolito, el único de su pandilla que no se ha ido de vacaciones, los cuales le mandan cartas haciéndole rabiar de la envidia (contestando a Yihad, lo que le hace sentir valiente escribiendo por carta). Su vecina, Luisa, también se ha ido, encargándole a la madre de manolito cuidar de su casa. El Imbécil rompe el reproductor de vídeo de Luisa, lo que provoca un enfado entre la madre y la vecina, que acaba en una “Comida de Reconciliación”. Vuelven a quedarse cuidando la casa de Luisa, y ambos hermanos trastean en ella pero sin volver a tocar el vídeo.
                En el siguiente capítulo, Manolito va con su abuelo y el Imbécil a la piscina municipal. El abuelo, desoyendo los consejos de la madre de Manolito, no les echa crema solar, lo que hace que el Imbécil acabe en el hospital, lugar en el que Manolito descubre que su hermano se llama, en realidad, Nicolás (como su abuelo). Vuelven a ir a la piscina, dando clases de natación, y Manolito aprende de forma práctica el principio de Arquímedes sobre los cuerpos sumergidos en líquido, pero él acaba explicando el principio de los García, que por constitución los músculos los tienen concentrados en la barriga, por lo que en vez de flotar, se hunden.
                Manolito cuenta la predilección de su abuelo por los pasodobles, y siempre se junta en el parque con unos músicos gitanos (él los llama “los de la cabra”) a bailar y a beber, lo que provoca la discordia en su casa, ya que la madre de Manolito, e hija de Nicolás, se avergüenza. Hay una fiesta en un bar y Nicolás se lleva a sus nietos, y al final de la noche el abuelo recibe una medalla por pasarse toda la noche bailando y por la discusión que tendrá al llegar a casa, lo que hace que Manolito le idolatre más aún.
                Según van volviendo sus amigos, Manolito cambia de mejor amigo al Mostaza, también tiene miedo a la vuelta de Yihad, el matón, y porfin vuelve su verdadero mejor amigo, el Orejones; además celebran el cumpleaños de este, al cual Manolito envidia porque sus padres están separados y le hacen muchos regalos “para comprar su amor”.
                El último capítulo, “La vida es dura”, trata la temida vuelta a clase, y el primer día de cole del Imbécil, y Manolito acaba contando con gran vergüenza que está enamorado de la profesora de su hermano pequeño.
                Como supongo, casi todos habréis leído las aventuras del joven Manolito, sabréis que todas sus historias las cuenta desde su punto de vista infantil e ingenuo, pero intenta entender lo que sucede a su alrededor. Es un niño que, pese a poder pasar diferentes penurias, vive optimista y feliz en su familia. Es un personaje que casi todos los lectores, aún siendo ya adultos, pueden verse reflejados en él, ya sea como persona o algunas partes de su vida; y si no es al protagonista, puede ser a uno de los muchos personajes que aparecen, todos ellos descritos totalmente por la visión del niño. Además, esta “visión del niño” supo plasmarla con bastante exactitud Elvira Lindo y, excepto algunas palabras que no concuerdan en el vocabulario de este chico, por lo general el estilo, la expresión, y el formato del libro concuerdan con la personalidad de Manolito; el formato lo incluyo porque los capítulos se dividen según cuenta las historias Manolito, y a veces contando una historia “se le ha olvidado” contar algo, y vuelve a hablar de una historia anterior. Creo que todo esto lo hace un libro atractivo para los niños, ya que al utilizar un estilo y una expresión sencillas (como he dicho, similar a la que utilizaría un niño) y que, en general, el vocabulario es apropiado e incluso al ver los pequeños lectores ciertas palabras “de adultos” que contrastan en la edad de Manolito, podrían adoptarlas a su propio vocabulario. Tiene una lectura muy sencilla y dinámica.
                Creo que la historia es “apetecible” para los niños a los que va dirigido (8 años) por los motivos que he dicho anteriormente, ya que cuenta historias reales y posibles (en su gran mayoría) y podrían verse reflejados en alguno de los muchos personajes que aparecen. Además creo que ese realismo concuerda con el momento evolutivo de los niños a los que a priori va dirigido el libro. Las historias que cuenta Manolito pueden fomentar la imaginación de los lectores en el sentido de que no será muy difícil que se puedan poner en el lugar de Manolito, e imaginar historias sencillas que les puedan ocurrir.
                El formato físico del libro es el apropiado para un niño, ya que utiliza una tipología acorde al momento del lector al que en teoría va dirigido. Es una letra que, siendo ya la de un libro “de mayores”, es grande y fácil de leer; esto es extrapolable también al tamaño del libro, y la letra utilizada es muy sencilla. El tamaño del libro es el único “contra” que le encuentro, ya que me parece un libro grande (supera las 200 páginas) para la edad a la que está dirigido, y
Concluyendo, creo que es una buena historia para que lean los niños, ya sean mayores o menores a la edad de Manolito (8 años) porque, ya sea por su personalidad, las personas cercanas a él o las historias que cuenta, podrán verse reflejados e incluso aprender a reaccionar ante diferentes situaciones que pueden darse (con mayor o menor facilidad) en la vida cotidiana.

1 comentario:

  1. Bien, pero un poco caótico. Te recomiendo que lo hagas más esquemático, siguiendo los apartados que vimos en clase (los mismos que te faltan en el desarrollo del tema). Puedes inspirarte en los blogs de tus compañeros.

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